domingo, 18 de octubre de 2009

¡Fanáticos de aquí y de allá!

Como cada vez, el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano fue un acto puntual. Tercer domingo del mes de octubre, lindando el mediodía, aunque esta vez hubo cambio de escenario; el Aula Magna de la Universidad Autónoma de Santo Domingo acogió la formalidad.

Allí, al pase de lista, recordamos a todos los que pretendimos emular en nuestra juventud; jugadores de béisbol, baloncesto, voleibol, atletas de campo y pista, judokas, tenistas, pingponistas, levantadores de pesos, ciclistas, futbolistas. Una retrospectiva de ídolos que se mantienen dentro de parámetros aceptables frente a la sociedad.

Titanes modernos, héroes que nos hicieron suspirar y levantar de nuestros asientos. Aplausos en el éxtasis del triunfo y en el mejor de los accionares. Esta vez alcanzaron la inmortalidad deportiva José –Boyon- Domínguez, Carmen Dilia Santana, Stanley Javier, Tomás Silverio, José Joaquín Tineo y Mamoru Matsunaga. Todos con sus hazañas, haciendo más grande la actividad del músculo y la mente.

La tarde fue de aplausos para los nuevos miembros del paraíso deportivo, pero fuera de ellos, tres otras figuras, disímiles entre si se llevaron las mayores palmas. Roque Napoleón Muñoz, ex–presidente del Comité Olímpico Dominicano, miembro del Comité Olímpico Internacional y un defensor férreo de las licitaciones publicas; Cristóbal Marte Hoffiz, ex–secretario de estado de Deportes y propulsor del proyecto del voleibol femenino en el país; y Simon Alfonso Pemberton, El Mago, narrador de las carreras de caballos.

También hubo manos que quedaron mudas al mencionarse ciertos nombres. La nación está inquiriendo otros horizontes, sin prisas, aunque nos gustaría fuera más expedita esa búsqueda, sin demoras, pero inequívocas. Es que no todos estamos dispuestos a aceptar las manipulaciones, política habitual del Gobierno Dominicano, el pago por perversiones y el trueque en los procedimientos establecidos.

Se nos ha tratado de persuadir con que el cielo será una puerta abierta después de haber cometido los más patéticos despropósitos. El deporte no es ajeno a lo social y estamos viviendo una época donde una parte importante de la cúpula que nos gobierna es señalada por corrupción. La realidad, finalmente, termina devastado a la ficción.

Lo único seguro es que el tercer domingo de octubre del 2010 volverá en Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, con nuevos inmortales que nos reembolsarán la ilusión por los grandes del deporte.

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