viernes, 11 de septiembre de 2009




Lamento borincano

Septiembre 08 del 2009

Por LUIS RAFAEL MADERA

Salimos locos de contentos, como cualquier jibarito, para el Pre-Mundial de San Juan, llevando en nuestros pensamientos sólo felicidad, la ilusión de llegar más lejos y una carga que nos permitiría cumplir con todos nuestros anhelos; nos sorprendió la luz del día en diferentes afanes y al caer la noche todo estaba consumado, quedamos pensando en nuestro desdichado baloncesto, allí en la perla de los mares, volvimos a morir con nuestros pesares. En Borinquen descansará para siempre lo que se llamó "el mejor equipo de la historia".

Pensé en todo momento que no había obstáculo que nos separara de un visado para Turquía y por supuesto realicé mis indagatorias para boletos aéreos, hoteles y restaurantes, sabiendo que jamás estaré en la nomina de una "delegación" de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL). Frank Herasme, César St. Hilaire, Rafael Uribe, Pedro Pablo Pérez, Julio Toro, Melvyn López, y por supuesto, todo aquel que recibió una credencial auspiciada por la dirigencia deportiva nacional. Una amplia comitiva por la que alguien, en algún momento, tendrá que responder. Se armó el equipo y empezó la fiesta. Terminamos sin alcanzar los objetivos, ahogados en la orilla, sin pito y sin flauta, y nada más.

Sólo mostramos nuestras virtudes, esas que se pretenden silenciar con palabras grandilocuentes. Baloncelisticamente hablando somos débiles, desorganizados, incompetentes, sin estructuras, sin torneos de calidad y para peor, sin proyección. Hasta al Presidente de la República se le puso a hablar boberías: "hemos impuesto una calidad en el mejor baloncesto del mundo".

A favor del deportista dominicano hay que ser honestos y señalar que el país siempre ha contado con el talento atlético necesario y en abundancia para competir con cualquier nación del globo terráqueo, ha sido así desde siempre, pero nos han faltado aspectos básicos: institucionalidad, salud, alimentación, educación; un reflejo de nuestra sociedad. Cuando Cuba deslumbró al mundo contábamos con nombres como Pepe Rozón, Hugo Cabrera, Zeneida Trinidad De La Cruz, Cristóbal De León, Juan Núñez, entre otros. Siempre ha sido la misma historia, el dinero destinado al deporte en la República Dominicana corre más rápido que los atletas.

La génesis del grupo que participó en Puerto Rico fue el proceso eleccionario de FEDOMBAL en diciembre del 2008. Un evento sin competencias, pestífero, donde todos los votantes habían manifestado públicamente su intención de voto bajo certificación y donde los informes contables no resisten el mínimo cotejo. Cómplices todos sin excepción de una gestión absurda, medalaganaria, torpe, excluyente, timorata, devastadora. Hasta el generalísimo Trujillo guardaba las apariencias.

Solo hizo despuntar el año para que la FEDOMBAL manifestara su deseo de estructurar el equipo nacional. Era el anuncio que todos los huevos de la disciplina irían a la misma canasta. No ha existido nada más en ocho meses cumplidos de este año y tampoco habrá nada hasta que caiga este 2009. Llevar dos equipos juveniles a México fue una experiencia catastrófica para la entidad; escasa preparación, magros resultados y escándalos conexos. La derrota de las damitas ante los Estados Unidos por 111 puntos fue callada por todos los estamentos del deporte nacional. Repito, ciento once puntos… sin dudas la peor presentación de equipo nacional alguno.

La designación del dirigente Julio Toro fue una ciclópea mentira. Por espacio de seis meses se publicitaron las palabras de los encargados de la selección sobre que se estaba en conversaciones con Flor Meléndez, Rubén Magnano, Julio César Lamas, Guillermo Vecchio, Silvio Santander, Néstor Rafael García, Bob Bender y otros cuantos más. Lo único cierto es que se designó "de dedo", como en los mejores tiempos de Joaquín Balaguer, al menos dominicano de los entrenadores de todo Puerto Rico, pese a su cacareado anunció de que nació en Santurce, en Barrio Obrero, lugar preñado de dominicanos, en la actualidad.

Meléndez, ampliamente conocido en el país, remitió una correspondencia donde acusaba a la FEDOMBAL y directamente a Herasme, St. Hilaire, Uribe y Melvyn López de utilizar su nombre e irrespetársele. Vecchio trató de comunicarse a las oficinas de la entidad, pero nunca recibió respuesta. Del resto de los argentinos, con ninguno se habló, quizás se pensó que nadie accesaría a ellos, pero quien escribe conversó con casi todos, para recibir a cada instancia la misma sorpresa e incredulidad.

Solo alguien sin proyecto, con deseos de ganarse una plata fácil aceptaba la selección dominicana en las condiciones que la tomó el señor Toro. Después el más descarado acto de irresponsabilidad, marcharse a dirigir los Vaqueros de Bayamón en la etapa final de la liga de Puerto Rico; y concluir con dos asistentes, nombrados en los albores de la justa, sin que jamás hayan estado en los entrenamientos anteriores. Me excusarán mis amigos Melvyn López, José –Maita- Mercedes y José Diloné, pero hicieron el ridículo, demostraron escasa personalidad y jamás fueron tomados en consideración.

Todo proyecto de selección nacional necesita programas, tiempo, desarrollo, maduración y trabajo. Pienso que ninguno de los entrenadores citados más arriba hubiera cuajado con los parámetros de FEDOMBAL.

Los federados anunciaron una pre-selección fertilizada por nombres que su desarrollo no le ha costado un centavo. Ciertamente, dominicanos todos, pero la mayoría no tiene en su poder la documentación necesaria para asistir a un evento FIBA. Según informes obtenidos, ni John García, Sammy Mejia, Manny Quezada, Sean O’Girri, Alvin Abreu, José Olivero, entre otros, han obtenido su pasaporte dominicano. Incluir a Osvaldo López en el grupo, fue una decisión personal de uno de los implicados; llevar a Ricardo Greer fue una burla, 10 años después, para hacer de hazmerreír; Marlon Martínez fue un derrota moral para el presidente de FEDOMBAL. El ingeniero Herasme me juró por todos los miembros de su familia que este jugador jamás volvería a estar dentro del grupo de invitados, por sus reiterados actos de indisciplina… ¡palabras que se lleva el viento!

De lado fue dejada toda juventud: Eloy Vargas, Dagoberto Peña, José Apolinario y un largo rosario, de hasta 25 jugadores menores de 25 años que me fueron confiados por Julián Suero, agente certificado FIBA en el país. Nadie de las selecciones juveniles de los años 2003, 2005 y 2007. En lugar de tantas invitaciones ociosas, más de 70 personas estuvieron pinchadas por FEDOMBAL, en la comitiva más amplia que jamás ha asistido a un evento FIBA, pero jamás un jugador con proyección.

El grupo que llevó Toro fue un irrespeto para otros grandes del deporte nacional. Cada vez se hace más amplia la estela del grupo de 1977 y por consecuencia, la de todos los participantes en el Mundial de 1978 efectuado en Filipinas.

De las estrellas, cuanto egoísmo, cuantas individualidades, pero escaso trabajo de equipo. Pese a ser profesionales, parece que las lecciones no se aprenden. Hugo Cabrera era nuestro Lebron James, Vinicio Muñoz nuestro George Gervin, Pepe Rozón nuestro Charles Barkley, Leandro De La Cruz nuestro John Stockton, Manolo Prince nuestro Allen Iverson, Aldo Leschorn nuestro Bill Laimbeer, Faisal Abel nuestro Chuck Daly y Humberto Rodríguez nuestro Hubie Brown.

Las distracciones estuvieron a la orden de los días. La llegada temprana a Puerto Rico para "foguearnos y estudiar los rivales" fue otra farsa, para terminar en una fiesta de cumpleaños de Charlie Villanueva, donde se tiró la casa por la ventana. Después el rumbón continuó indefinidamente, sin contar que las malas lenguas señalan que había habitaciones que parecían un burdel. ¡Fiesta y mañana gallo!... ¡que iluso César St. Hilaire!, acuartelar el equipo antes del juego contra Canadá. ¿Inexperiencia?, ¿incapacidad?, ¿inocencia?

Luis Flores, por segunda vez y en el mismo escenario, una gran desilusión. Fuera de posición, sin facultad para conducir un encuentro, un soberano fracaso, coincidencialmente ha sido así cada vez que Pedro Pablo Pérez está cerca del seleccionado local. Carlos Morban necesitaba más apoyo, no será jamás un líder indiscutido y eso es requisito indispensable para la posición; Juan Coronado es muy inexperto, sin todas las herramientas, pero aceptó su rol, quizás el único, aunque no le veo condiciones para aspirar a más. Franklin Western con problemas con Toro desde su incorporación tardía a Bayamón.

El dirigente chocó con los egos, no impuso ninguna filosofía, pese a cacarearla, no implantó ningún sistema de juego, habló demasiada basura en las ruedas de prensa y se hundió con su nave. Por demás se le olvidó sumar y restar cuando perdió contra Argentina en la fase preliminar, que fue un juego que jamás debió perder. La defensa dominicana no estuvo, los tiros de tres fueron como lluvia, pero el trabajo no se realizó. ¡Reprobamos!

Ahora nos queda soñar con una invitación al Mundial de Turquía, ante nuestra incapacidad. "Lloramos como mujeres lo que no supimos defender como hombres"… frase repetida desde tiempos inmemorables. Pero también rogar para que FIBA-América nos invite al Centro-Basket del 2010, si no se consigue la sede. Terrenos donde la FEDOMBAL no tiene capacidad de actuación y donde sólo unos pocos podrían atreverse, pero no cuentan con el favor de la institución.

Lo honesto sería que Toro, Uribe, St. Hilaire, Pérez, López, Mercedes, Herasme, renunciaran de "mutuo propio", pero no lo harán. La testosterona de estos hombres sólo es para bravuconear, enfrentar, gritar, exhibir, amenazar, envalentonarse, mostrar uñas y dientes, desafiar, gruñir, pero no para hacer las cosas como se deben.

Pese a todos ellos y muchos otros más, seguimos teniendo país, seguiremos teniendo baloncesto, maltrecho, pero baloncesto y habrá un mundo mejor, más adelante, estoy convencido de ello.

¡Viva la República Dominicana!, ¡carajo!
 

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