José –El Grillo- Vargas ha sido seleccionado para ingresar al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, de esa elección estaba seguro, llegaría tarde o temprano, pero no la sentí con el ímpetu que la esperaba. La nota de prensa que se hizo circular para la ocasión, estaba llena de errores, eso sólo para empezar. Por años he dicho que la entidad rectora del parnaso deportivo dominicano se falla así misma, reiteradamente, y en años recientes se ha convertido en una mera crónica social. Más atrás, en la desaparecida revista Digo, abundé sobre el tema y el doctor Luis Scheker Ortiz, ahora presidente del organismo, protestó ante la directora de la misma, doctora Carmen Imbert Brugal.
Pero no soy el único que así opina. Osvaldo Rodríguez Suncar ha externado criterios en este tenor. Otros valores entran en juego, no solo se escoge, hay situaciones que han deformado lo que seria el sagrado recinto del deporte nacional y que jamás debió mancillarse.
En el Pabellón de la Fama no están todos los que son, ni son todos los que están. Antes que Vargas debió llegar, por ejemplo, Luis Manuel –Manolo- Prince, a quien se le ha desplegado una marginalidad sospechosa, para sólo citar uno de la disciplina que nos atañe. Que decir de un Pascual Díaz, el mejor volibolista dominicano de todos los tiempos. Hace años confeccioné un listado de más de 50 deportistas, hombres y mujeres, con meritos para estar. Jorge Rolando Bauger, ha hecho futbol rasgándose hasta las cutículas de sus dedos y lo ha llevado a cautivar un segmento de la sociedad, lo reconozco, pese a no ser santo de mi devoción. Fortunato Quispe Mendoza, también hizo futbol, pero se concentró en las capas bajas de la población; ese, otro trabajador infatigable. Uno argentino, uno boliviano.
Es impensable imaginar lo poco que se sabe del más internacional de nuestros deportistas, de paso, el baloncelista más popular de todos los tiempos. ¡Grillo!, ¡Grillo!, ¡Grillo!, retumba en los oídos de muchos. Jamás en su natal La Romana pensó por un instante en la figura que llegaría a convertirse. Pero el Pabellón erró el tiro, José –El Grillo- Vargas, compadre de sacramento de un servidor, no reúne una de las condiciones básicas para su exaltación: no tiene 5 (cinco) años de retiro… tiene solo 4, se jubiló de las canchas en el año 2006.
El Grillo es un monumento a la superación del individuo como tal. Salido de los estratos más bajos de la sociedad, “cocolo” para más señas (descendiente de los inmigrantes ingleses de principios del siglo XX), llegó a la ciudad de manos de Eduardo Gómez. Allí recibió el auxilio de los esposos Sylvia Troncoso y Eric Ramos Lebrón, quienes lo cuidaron como uno más de sus hijos; de paso, padrinos de su primera hija. Al verse con posibilidades, midió cronométricamente cada uno de sus pasos. Empezó auxiliado por un diccionario a aprender 30 palabras nuevas cada día del inglés, mientras vivía en el ensanche Naco, detrás del edificio Haché. Recuerdo las oportunidades que visitábamos las oficinas de Julio Hazim, incipiente en el medio televisivo, quien fungió como enlace, por razones de familiaridad con un profesor de esa institución en el estado de Ohio, en los trámites con Youngstown State University.
Un giro del destino lo llevó hasta Louisiana State University, donde estuvo a las órdenes de Dale Brown. Con los Fighting Tigers fue miembro del equipo que en 1986 participó en el Final Four. Terminó su último año con promedio de 14.5 puntos por partido, miembro del segundo equipo All-America de UPI, y ostenta en vigésimo quinto mejor entre los reboteros con la academia universitaria con 576 capturas en 130 partidos.
Miembro destacado de la selección juvenil de 1983 que ganó oro en el Centro-Basket de la especialidad y posteriormente asistió al Mundial de Palma de Mallorca. Estuvo en el Pre-Olímpico de 1984 en Brasil, bajo la tutela de Sergio Abreu y los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1986 celebrados en Santiago con Fernando Teruel de capataz.
Selección de segunda ronda de Dallas Mavericks en el sorteo de novatos de 1988, prefirió aventurarse en otros caminos, para recalar primero en Italia y luego en seis naciones más. En ese periplo, además de su nativo español y del necesario inglés, aprendió italiano, francés y portugués. Se desenvuelve en hebreo y mientras lo visité en Francia, tenía una profesora particular de alemán.
La dilatada carrera de Vargas se inicia en el Phonola Roma en la estación 1988-89 donde promedió 15.9 puntos y 10.3 rebotes, allí sus entrenadores fueron Giancarlo Primo, referencia obligada de la conducción técnica italiana y el croata Petar Skansi; un año después firma para el San Benedetto de Gorizia, equipo que manejaron Paolo Bosini, Luigi Colosetti y el húngaro Lajos Toth, colectando 20.3 puntos y 13.0 rebotes. Entre ambos equipos forma parte de la selección nacional que asistió a México al Pre-Mundial del 1989 y donde la escuadra nacional venció a Estados Unidos, bajo las órdenes de Leandro De la Cruz.
Marcha a Francia en 1990-91 para jugar en el St. Quentin, en la ciudad del mismo nombre, revolviendo hasta lo indecible la región de la Picardie. Allí compartí con el por espacio de tres semanas y viví anécdotas llenas de colorido. Me recibió en la estación de trenes con un sonoro: -el único capaz de atravesar mares para visitarme de todos los periodistas dominicanos-. Rechazó un contrato como jamás había realizado el baloncesto francés, aún no superado en estos tiempos de crisis globalizada, para marchar por dos campañas el invencible Maccabi de Tel Aviv.
En 1993 juega con los Criollos de Caguas en Puerto Rico para reunir 20.7 puntos y 8.8 rebotes. En ese mismo verano integró los equipos dominicanos que asistieron al Centro-Basket de Ponce y al Pre-Mundial de San Juan, evento este último donde vistió por primera vez la franela nacional Luis Felipe López (a San Juan lo llevé prácticamente de manos, por indecisiones profesionales frente a los directivos de la FEDOMBAL. Jamás olvidaré la cara de Héctor Báez cuando prácticamente lo empujaba para que entrara al lobby del Holiday Inn de Islas Verde, horas después de necesitar de la seguridad del hotel Dominican Fiesta para abrir la habitación donde permanecía y chirriaba como todo un grillo); antes de dejarlo instalado bajo la conducción del propio Báez y Brendan Malone, me repitió: -con el único que duermo es con José –Maita- Mercedes, o sino tendrán que buscarme una habitación para mi solito. Regresa a Francia con el Cholet Basket en la zafra 1993-94 bajo las órdenes de Laurent Buffard. En 1994-95 juega por primera vez en el continente americano con refuerzo del brasileño Vasco de Gama, con Helio Rubens García, donde promedia 18.2 puntos y 7.9 rebotes en 32 partidos.
Integró el equipo nacional en el Pre-Olímpico de Neuquén, en 1995, donde por primera vez se enfundó la franela nacional Franklin Western, otro que debe estar más temprano que tarde en ese olimpo deportivo. Allí también tuve que utilizar mucha paciencia para subirlo en el avión, testigo de aquello fue el ingeniero Roque Napoleón Muñoz. Los triunfos ante Brasil y Canadá nos hicieron a todos soñar, mientras esperaba que Germán Liranzo cumpliera con mi encomienda de una caja (previo pago) de alfajores Havanna. Meses antes estuvo en la selección que orientó José Manuel –Moncho- Monsalve y que obtuvo medalla de plata en el Centro-Basket efectuado en Santo Domingo.
Regresar de Argentina se convirtió en una pesadilla. Ese año Los Mina había clasificado para la ronda de semi-fondo, pero el contrato que habíamos firmado con la entidad de la zona oriental era todo un portento. Ahorrarse unos dólares era imprescindible para gerencia de ese entonces y después todo se complicó. Hasta la fecha hay enemistades que se mantienen…
1995-96 fue la última incursión de El Grillo en dominios europeos, esta vez era con el Teorematour de Milano, donde acumuló 14.3 puntos y 8.5 rebotes, fue sus entrenadores Luigi Bergamaschi y Carlo Recalcati, actual técnico de la azzurra. En el verano de 1996 compartió con otro dominicano, Orlando Antigua, en los Gigantes de Carolina de la liga puertorriqueña donde reunió 21.4 puntos y 11.1 rebotes.
Por dos campañas seguidas jugó para el Franca, 1996-97 y 1997-98. Tres temporadas, 1998-99, 1999-2000 y 2000-01 con el Vasco da Gama, en ambas ocasiones ganó la Liga Sudamericana, con el puertorriqueño Flor Meléndez como capataz. En la estación 1999-00 promedió 15.8 puntos y 7.9 rebotes. Para el 2000-01 colectó 12.2 puntos, 6.4 rebotes y una sorprendente 3.6 asistencias.
En el 2001 estuvo en Trotamundos de Carabobo de Venezuela (17.9 puntos y lider de rebotes con 9.4), tambien jugó para esta franquicia en el 2002. El 2001-02 lo pasó en el Uberlandia/UNIT de Brasil, militó en la Liga Nacional de Venezuela con los Tiborones en el 2002; para en el 2002-03 ir al Ancud de Chile, campaña en que tambien estuvop con el Vasco da Gama (18.2 puntos, 7.9 rebotes, 1.3 asistencias). Estuvo en el 2003 con los Guaros de Lara en Venezuela. Regresó a la selección dominicana para los Juegos Panamericanos del 2003, militó el santafecino Libertad de Sunchales de la Liga Nacional Argentina bajo la dirección de Néstor García durante la estación 2003-04 (18.9 puntos, 8.0 rebotes). Regresó a Brasil para estar en el Universo/BRB de Brasilia en el 2004-05 (10.3 puntos, 7.1 rebotes); se despidió de la selección dominicana en el marco del Pre-Mundial del 2005 efectuado en Santo Domingo, y concluyó su carrera con el paulista Franca/Mariner/Unimed en la estación 2005-06.
De todas las situaciones vividas a su alrededor habrá una que poquísimos saben y me contó con lagrimas en los ojos. La Romana siempre fue un pueblo de inquietudes. En la época más represiva de los 12 años de Joaquín Balaguer (1966-1978), Vargas no estuvo ajeno a esa violencia. Por el tamaño destacó temprano entre sus conciudadanos; apenas con 13-14 años de edad contaba fue detenido por una Patrulla Mixta junto a un grupo e muchachos en una de las famosas “grisceldas” de la Policía Nacional (furgonetas amplias pintadas de un gris luctuoso). En un momento de enfrentamiento y desconcierto, uno de los integrantes, sargento de la Marina de Guerra, le permitió salir de vehiculo y así salvar su vida.
-Nunca más volví a ver a ese hombre. Lo recuerdo como si fuera ahora-, contó. Le debo parte de lo que soy un nunca podré agradecerle. Los demás muchachos que fueron arrestados aparecieron muertes en los cañaverales del pueblo al día siguiente.